Desde tiempos relativamente remotos, en Irlanda existían y aún existen Setter con la capa blanca y extensas manchas de color rojo-caoba, de los cuales se dice, entre otras cosas, que se trata de los Setter más antiguos. Este perro es seleccionado poco a poco, eliminando el blanco de la capa hasta hacerlo desaparecer completamente, salvo una pequeña estrella en el pecho. Rápidamente, este perro con una hermosa librea, rojo-caoba, comenzó a recibir el favor de muchos que lo buscaban más por su bello y elegante aspecto que por sus dotes venatorias. Este hecho llevó a un excesivo ennoblecimiento de sus cualidades naturales que en un tiempo eran elevadas, haciendo que disminuyera el interés de los cazadores por esta variedad.